Acabo de recuperar mi carnet de conducir. La DGT me ha tenido seis meses en ‘arresto domiciliario’. ¿Cuál fue mi delito? Un cúmulo de conductas absolutamente incompatible con la convivencia como no ponerme el cinturón de seguridad. ¿Lo último? Enviar un WhatsAap en un atasco diciendo que me retrasaba. Todavía no sé por qué no me engrilletaron… #IroniaON
Cada vez que cometía estas tremendas faltas el gobierno me cobraba 200€ o sea un 20% del salario mínimo interprofesional. Pero además, iba reduciendo mi crédito social, ese invento chino que los occidentales hemos copiado con entusiasmo gubernamental y pasividad ciudadana.

El resultado es la retirada del carnet durante seis meses. ¿Y cómo vas a trabajar durante medio año? Mala suerte. Muchos afectados han perdido sus empleos. Y sus casas. Y sus vidas. Normal. Se lo merecían. Habían osado a conducir sin cinturón. O peor: iban a 101 en una carretera de 80 y les pillaron dos días seguidos.
Pero el gobierno es misericordioso y siempre concede segundas oportunidades. Ha diseñado unos ‘cursos de reeducación’ de 20 horas y cerca de 450€ para convencernos de que tenemos que cambiar de actitud ante el volante. En la Rusia comunista les enviaban al Gulag siberiano, así que comparando, el curso es un paseo…

El manual dice que el tráfico es la principal causa de muerte en menores de 50 años y en jóvenes de 15 a 29 años. ¿No es un poco redundante?
Una víctima de accidente de tráfico te cuenta el drama de su accidente y de cómo le ha cambiado la vida y un psicólogo o psicóloga hace como que trata de convencerte de que debes de ser más prudente al volante. La autoescuela cumple el trámite y transcurridas las 20 horas ya tienes tu sello. ¿Has aprendido algo? Sí. Que el comunismo embrutece, deshumaniza, ordeña…
Pasados seis meses de arresto domiciliario y cumplido el trámite de la reeducación, ¿puedo regresar a mi vida? Por supuesto que no. Tienes que pasar un examen. Y aquí comienza una nueva gymkhana. Para examinarte tienes que primero que pasar un examen psicotécnico: lo de los cochecitos... Vas, pagas y te dan el papel. Y a veces, sin cochecitos. Todos son conscientes de que estamos inmersos en un inmenso paripé. Papel y puerta.
Y ahora viene lo mejor. Para examinarte tienes que pedir cita previa a una delegación de la DGT para que te de fecha de examen. ¿Y no se puede hacer por internet? No. ¿En el siglo XXI no se puede gestionar una fecha de examen por internet? En la DGT, no.
Vale. Me meto en la DGT para pedir cita previa. Nada. No hay cita previa en Madrid. ¿Y en Ávila? Tampoco. ¿Cuenca? Sí. Cuenca, sí. Pero, la verdad, está un poco lejos para pedir una cita previa…
Lo intento por teléfono. Llamo al 060. Pago la llamada. Y de repente, ¡consigo cita previa en Alcalá de Henares! Hasta me pongo contento. ¡He logrado que un funcionario al que pago me de cita previa para hacer algo que podría hacer yo por internet sin perder una mañana y hacer 100 km!

El manual de la DGT tiene un problema con las matemáticas. Explicando las causas de accidentes resulta que todas suman bastante más del 100%. ¿Hijos de la LOGSE?
Llego a la cita previa. Me hacen esperar una hora y media. ¿cabe mayor maltratado al ciudadano? Cabe. Tras una hora y media de espera, ¡tachán! Hay que pagar. Seguir pagando. Tras el curso, el informe psicotécnico,... ahora la tasa de examen. Pago. ¿Ya consigo fecha de examen? No. Todavía no. No han pasado los seis meses de secuestro y no me pueden dar fecha de examen.
¿No me pueden dar fecha de examen para una fecha posterior a los seis meses?
No. Tiene que volver a pedir cita previa.
En este punto estuve a muy poco de sacar la recortada… (#IroniaON, por si acaso) Debí transmitir ‘cierta cólera’ y la funcionaria se apiadó de este pobre contribuyente y “excepcionalmente” me permitió enviar un email el día que cumplía los seis meses de arresto domiciliario. Siempre hay gente buena…

“El cuerpo se encuentra muy próximo al cuerpo”. ¿Quién ha redactado esto?, ¿quién ha permitido que esto se publique?, ¿el control de calidad es sólo para los ciudadanos?
La funcionaria del email me da fecha de examen y ahí que me voy, madrugando como si no hubiera mañana para poder estar a las 9 en punto y recuperar mi libertad.
Llego a las 8 porque salí con tiempo en previsión de atascos. Hasta las 9 nadie abre. ¿Que hace frío? Mala suerte. A las 9 aparece un funcionario en vaqueros y zapatillas de deporte y nos coloca en fila. Como en el colegio. Nos obliga a apagar el móvil. “Ni en silencio ni en modo avión; apagado”.
El ambiente es de funeral. Nadie habla con nadie. Nadie ríe. Nadie se queja. Nadie protesta…
Subimos a una sala de arriba. Nos van llamando uno a uno y nos van colocando. Como al ganado. Todos con una pantalla táctil delante. La tasa da para mucho…
Comienza el examen. Las preguntas son muy relevantes para definir la seguridad vial. Por ejemplo, cómo deben de ser las botas de un motorista. ¡Y yo qué sé si no pienso coger una moto en mi vida!
También me preguntaron que a quién protege más el casco de la moto si al conductor o al que va detrás. La respuesta correcta es a ambos, pero yo contesté que al que va detrás porque sé que el que va detrás siempre tiene peor pronóstico. Pero qué sabré yo…
Así que suspendo. Mala suerte. Sigo en arresto domiciliario.

El curso del ‘Gulag DGT’ te pregunta una cosa y su contraria. ¿No fueron a Barrio Sésamo?, ¿no saben que soplar y sorber no puede ser?
Nuevo curso de reeducación. Esta vez de “sólo” cuatro horas. Otro fin de semana empantanado para ser buen ciudadano. Pago 150€ por un curso redactado con los pies, vuelta al examen y vuelta a la arrogancia del funcionario que te dice que o haces las cosas “estrictamente” como él dice o te vas a casa. “No pasa nada”... Me encanta pagar impuestos. Siempre vuelve…
Esta vez me aprendí de memoria todo lo que mis ‘carceleros’ querían que me aprendiese. Por ejemplo, cuestiones tan lógicas como que con el calor no es que se reste la capacidad de reacción sino que entra fatiga. O que los lesionados con ciclomotores tienen menos lesiones de torax que los de motos. O que las sillitas de los niños deben de ir en sentido inverso a la marcha. Castigados contra el asiento…
Vomité toda esa sabiduría, he tenido cero fallos y me han concedido la libertad. No puedo estar más contento…
¿Qué habría pasado si hubiera cogido el coche en los seis meses de arresto domiciliario? Sería un delincuente. El art. 384 del Código Penal establece sanciones de privación del carnet de 1 a 4 años y penas de prisión de 3 a 6 meses para quienes conduzcan con el carnet retirado.
Son las mismas penas que para los okupas: de 3 a 6 meses por usurpación de inmueble. ¡Podría haber sido un okupa! ¿Es razonable que una multa de tráfico sea penalizada?, ¿el Código Penal no era la última ratio de la convivencia social?
En el curso de reeducación al que asistí había uno que cogió el coche con más de 0,60 para sacarlo del parking y aparcarlo en la calle porque el parking cerraba por la noche. Otro iba en patinete también con más de 0,60. Y una iba a 40 kms/h por su urbanización donde acababan de colocar un radar a 20. Llevó varios días a los niños al colegio y … ¡ya era una delincuente!
Los mismos formadores reconocen que los primeros cursos eran para conductores más ‘asociales’ que ahora. Si rebajamos el umbral de delito, si todo es delito, nada lo es.
Y lo peor: hemos creado una sociedad de ciudadanos humillados, obedientes, paganini e infantilizados. Cumplimos la norma cuando hay radar y nos desmelenamos cuando nadie nos ve.
Porque al gobierno no le interesan ciudadanos adultos, maduros y responsables. Sino contribuyentes fieles. Y la retirada del carnet es un instrumento fabuloso para humillar a la población. Más de 300.000 españoles hemos perdido el carnet. Una máquina de picar humanidad y dignidad.
Pero soy libre. No por el examen. Sino porque soy hijo de Dios. El Estado es un mal padrastro. Pésimo.
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Que tengas un excelente domingo en familia. Un abrazo,
Luis Losada, director de Actuall y todo el equipo
PD. Reenvía este email a los tuyos a modo de protesta.
PD2. El cinturón de seguridad es clave para asegurar nuestra vida. Nos multan porque si no nos lo ponemos obligamos a la sociedad a incurrir en muchos gastos sanitarios en caso de no morir. ¿Cuándo empezarán a multarnos por no hacer deporte o comer mal, elementos esenciales para tener una vejez activa y saludable con menos visitas al médico?