Feliz día de la Inmaculada. Una fiesta típicamente española. La Inmaculada es patrona de Infantería, de la Guardia Real y del Colegio de Abogados de Madrid. Pero además es patrona de multitud de municipios de España: Sevilla, Villanueva de la Serena, Alcalá de Henares, Linares, Alcalá la Real, Murcia, la Línea de la Concepción, Castellón de la Plana, palencia, Vélez-Málaga, Castro del Río y un larguísimo etc.

Además, por supuesto, muchas parroquias y colegios están dedicados a la Inmaculada Concepción.

La Iglesia reconoció el dogma en 1854, pero España ya lo defendía desde mucho antes. Los franciscanos habían defendido la concepción inmaculada de la Virgen frente a la negación de los dominicos. En concreto, el beato Duns Scoto frente a Santo Tomás de Aquino. Ganó Duns Scoto (fallecido en 1308) con una explicación sencilla: “quiso, pudo y lo hizo”.

Dios quiso preservar a la Virgen del pecado original, un singular privilegio divino para quien iba a ser la Madre de Dios. ¿Cómo? Anticipando los méritos de Cristo. Obviamente, pudo hacerlo porque para Dios no hay nada imposible. Y por tanto, lo hizo. Si pudo y quiso, no hay razón para pensar que no lo hiciera.

Este dogma fue asumido por los Reyes Católicos extendiendolo por la España de ultramar, Hispanoamérica. Posteriormente, Felipe III y Felipe IV declararon la defensa del misterio de la concepción inmaculado de María como una cuestión de Estado y de honor nacional.

En 1616 las Cortes de Castilla juraron “defender hasta la muerte la pureza de la Virgen concebida sin pecado original”. Y en esa misma época la Universidad de Salamanca y otras instituciones académicas exigieron aceptar el misterio para enseñar en sus aulas. En España y en Hispanoamérica. España fue la “nación inmaculista”, tanto que en la plaza de España de Roma está coronada en el centro por una gran imagen de la Inmaculada donde todavía hoy el Papa acude los 8 de diciembre a rendir homenaje.

Todo este movimiento de abajo a arriba terminó permeando en la Santa Sede. Tras siglos de debate, reflexión y piedad popular la Iglesia concluyó que la concepción inmaculada de la Virgen estaba implícita  en su papel de Madre de Dios.

Además, más de 500 obispos y millones de fieles pidieron al Papa la proclamación formal de dogma. Finalmente, el Papa accedió en 1854.

La duda que se plantea es si la Virgen no pecó nunca como consecuencia de no estar tocada por el pecado original y si eso no supone una negación de su libertad. La respuesta la dio el Papa Juan Pablo II: “María fue libre de verdad, porque su libertad fue totalmente transparencia de la verdad y del amor”.

El ‘hágase’ fue libre. Pudo haber renunciado ante las dudas que se le planteaban o ante el escenario que vislumbraba. Pero no lo hizo. Fue la mujer fuerte, valiente que facilitó la Redención y por tanto la Esperanza para todos.

Esto es lo que celebramos hoy. Casi nada. España abanderada de la Inmaculada Concepción, nación inmaculista, vanguardia del catolicismo. 

Disfruta de la festividad. Un abrazo,

Luis Losada, director de Actuall y todo el equipo

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